Llegada a Managua

Querida basca.

Apenas sin fuerzas y despues de que se cumplan 25 horas sin dormir...os escribo algunas sensaciones al llegar a Managua. Hasta Miami la aventura ha sido de correr porque el vuelo de Granada se ha retrasado e imaginaros cómo iba por la terminal 4 de Madrid. Tras 10 horas de viaje ininterrumpido hasta Miami, comienza el periplo de los yankis. Control de pasaportes, tarjetas de inmigración, aduanas, escaner corporal, escaner digital, escaner de retina...control del control...metacontrol...Eso sí, los funcionarios muy agradables...y cuando te veían con alegría desbordada te echaban cables...por doquier...Luego dos horas y media hasta MANAGUA...Salir de noche de Miami es impresionante..que se quite Horacio de CSI...es una ciudad enormeeeeeee.... En el avión, que iba repleto de American Airlines...se me ha sentado un canadiense que tenía palike...pero en inglés...así que dale al idioma...se ha reido en muchas ocasiones, no por lo mal de mi acento (que me ha dicho que hablaba bastante bien) sino porque he podido bromear con él en inglés...REventado....llego a Managua...maleta para acá, maleta para allá, allí nadie te pide ni un tiket... y la bofetada de calor...de unos 38 grados...y eso que había brisa, como dicen acá: SERENO. Alejandro de la organización USAID me ha recogido en un pickat...y vuelta por Managua, muy empobrecido que está el país...con viviendas de una sola planta, extensiones desorbitadas derruidas...gran dispersión de la población...poca luminosidad...en fin...triiunfo la revolución...pero no ha servido de mucho. Eso sí, ver la plaza de la REVOLUCIÓN, y a los pies del estadio de baisball...a Sandino montado en un burro, donde antes estaba el dictador montado en un caballo...es para emocionarse....y en el hotel, que merece la pena...ya lo veréis en fotos...para la gente importante...de nuestro estilo, pero muy coqueto...con piscina.. Y em medio de la SELVA. Esto es Mangua, la sensación de estar en medio de la selva, por la vegetación, los olores, los sonidos de los animales, las gallinaceas, las aves...los colores...

En el hotel reina el silencio y la amabilidad. A pesar de las horas, el personal de cocina me prepara un plato típico de acá con miles de vegetales de cuyos sabores no tengo recuerdo...las risas, la alegría se respira por doquier...¡Qué joven tan simpático y popular (del pueblo), no pareces español! Y vuelve a surgir la emoción de esta parte del mundo...